Los precipicios
- Francisco Vallenilla

- 17 oct
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 18 oct
300 palabras sobre Historia de un alemán. Memorias 1914 -1933, de Sebastian Haffner

“Las olas de la Historia, con su rumor y su espuma, que reverbera al sol, ruedan sobre un mar continuo, hondo, inmensamente más hondo que la capa que ondula sobre un mar silencioso y a cuyo último fondo nunca llega el sol (…) Los periódicos nada dicen de la vida silenciosa de los millones de hombres sin historia que a todas horas del día y en todos los países del globo se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana y eterna, esa labor que (…) echa las bases sobre que se alzan los islotes de la Historia”. Las palabras de Miguel de Unamuno (En torno al casticismo, 1902) describen con exactitud el sentido que tiene Historia de un alemán. Memorias 1914 -1933, de Sebastian Haffner. El autor narra el dominio nazi desde su modesta perspectiva de ciudadano común. No militaba en ninguna agrupación partidista, ni escribía sobre el acontecer nacional en algún diario, ni fue testigo directo, por ejemplo, del incendio del Reichstag, solo era un estudiante de Derecho con una novia judía, que presenciaba desde la acera los pardos desfiles espectaculares y escuchaba los encendidos y omnipresentes discursos de quien, desde el 30 de enero de 1933, era canciller. Sin embargo, como millones, se vio enfrentado a un poder que le obligaba a abandonar sus convicciones y dedicar su tiempo libre a actividades que detestaba; a despedirse de sus amigos y familiares; a saludar de otro modo y disolver su propio yo en una masa fanatizada y teatral. Ni héroe ni mártir, apenas uno más cuya experiencia ayuda a comprender cómo Alemania —quizá distraída, tal vez ilusionada, entusiasmada incluso— cedió ante Hitler, al parecer el único con un objetivo claro en la confusa y violenta República de Weimar.






